En el siglo 11 Europa era gobernada por la iglesia católica que tenía controlada la mente y los corazones de las personas, este poder le permitió al papa Urbano II echar guerra al califato musulmán en lo que se llamó “La primera cruzada” con el objetivo de recapturar la tierra de Jerusalén que había estado bajo control de los musulmanes desde el año 638 a causa de las conquistas militares de la civilización árabe musulmana.
Papa Urbano II
En noviembre de 1095 el papa Urbano II convocó el concilio de Clermont en Francia, al que acudieron en su mayoría clérigos de origen francés, con el fin de exponer su proyecto. Urbano hablo entre otras cosas que Dios había elegido a Francia para guiar la cristiandad para liberar tierra santa (Jerusalén) del yugo de los infieles musulmanes, habló de las recompensas tanto terrenales como espirituales, ofreciendo el perdón en un proceso en el que todo aquel que participase seria perdonado de sus pecados y recompensado a su llegada a Palestina con las fértiles tierras de ésta, ricas en leche y miel. Cuando preguntó a los asistentes de la reunión si pondrían su espada al servicio de Dios, toda la audiencia contestó con un ¡Dios lo quiere!" que a partir de entonces se convertiría en el grito de guerra de los cruzados.
El sermón pronunciado por Urbano se encuentra entre los discursos mas importantes de la historia europea
Al año siguiente partió una fuerte expedición de caballeros, soldados, clérigos y campesinos europeos hacia Oriente. En su mayoría eran franceses, aunque también había normandos, loreneses y flamencos en gran número. En total, el ejército cruzado estaba compuesto por entre 30.000 y 35.000 cruzados, incluyendo a unos 5000 caballeros dirigidos por Godofredo de Bouillón, Balduino de Flandes, Roberto I de Normandía y Raimundo de Tolosa entre otros, los cruzados llegaron a Constantinopla, tomaron Nicea, expulsaron poco a poco a los turcos de Anatolia hasta llegar a Antioquía y una vez conquistada ésta, se dirigieron hacia el sur para sitiar Jerusalén, el gran destino final de la aventura. Los cruzados llegaron ante las murallas de la ciudad en junio de 1099 y, al igual que hicieron con Antioquía, desplegaron sus tropas para someterla a un largo asedio, durante el cual los cruzados sufrieron también un gran número de bajas por culpa de la falta de comida y agua en los alrededores de Jerusalén. Cuando el ejército cruzado llegó a Jerusalén, del ejército
inicial sólo quedaban 12.000 hombres, incluyendo a 1.500 soldados de caballería.
Finalmente la ciudad caería en manos cristianas el 15 de julio de 1099.
Imagen de la lucha contra musulmán es en la primera cruzada
Merece ser mencionado que durante la primera cruzada hubo una persecución de judíos en la que grupos de cruzados atacaron a las comunidades judías asentadas en Europa ya que los judíos eran percibidos como enemigos equivalentes a los musulmanes. Además, se les hacía responsables por la crucifixión de Cristo. No había ocurrido un evento de estas características que involucrara a cristianos contra judíos desde las expulsiones y conversiones obligadas de judíos del siglo VII.
Aproximadamente 20 años después de la recaptura de Jerusalén entre 1118 y 1119 fueron creados los Caballeros Templarios también conocidos como Los caballeros del Templo de Salomón por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens, algunos de los caballeros que participaron en la Cruzada decidieron quedarse a defender los lugares santos y a los peregrinos cristianos que iban a ellos.
El propósito de crear dicha orden militar fue para salvaguardar las vidas de los cristianos que peregrinaron a Jerusalén tras su conquista y que a menudo eran asaltados. Fueron reconocidos por Garmond de Picquigny quien fue el patriarca de Jerusalén de 1118 hasta su muerte en 1128 y en 1129 fueron reconocidos por la iglesia católica.
El rey Balduino escribió cartas a los reyes y príncipes más importantes de Europa a fin de que prestaran su ayuda a la recién nacida orden, Balduino fue uno de los líderes de la primera cruzada y se convirtió el segundo monarca y el primero en usar el título de rey de Jerusalén. Era hermano del primer rey de Jerusalén, Godofredo de Bouillón.
Los Caballeros Templarios usaban un manto blanco con una cruz roja dibujada como distintivo, la orden creció rápidamente en tamaño y poder. Se les dio de manera formal a los Caballeros Templarios una autonomía real respecto a los obispos, dejándolos sujetos solo a la autoridad del Papa; se les excluía de la jurisdicción civil y eclesiástica; se les permitía tener sus propios capellanes y sacerdotes pertenecientes a la orden; se les permitía recaudar bienes y dinero de variadas formas (por ejemplo, tenían derecho a las
limosnas que se entregaban en todas las Iglesias una vez al año). Además, estas bulas papales les daban derecho sobre las conquistas en tierra santa, y les concedía atribuciones para construir fortalezas e iglesias propias, lo que les dio gran independencia y poder.
Caballero Templario
Cerca de 1170, unos cincuenta años después de su fundación, los Templarios se extendían ya por tierras de lo que actualmente es Francia, Alemania, el Reino Unido, España y Portugal. Esta expansión territorial contribuyó enormemente al incremento de su riqueza, que pronto era única en todos los reinos de Europa. El éxito de los templarios se encuentra completamente ligado a las cruzadas en las que lucharon que fueron una serie de campañas
militares llevadas a cabo por el papado en gran parte de Europa, aunque hubo otras que fueron llamadas cruzadas al igual. Las cruzadas fueron sostenidas principalmente contra los musulmanes y los enemigos políticos de los papas.
Los Templarios se fueron desviando poco a poco de las prácticas del cristianismo, aprendieron las artes secretas de la cábala una forma antigua de magia judía junto con sus oscuros ritos, los judíos aprendieron las artes de los paganos egipcios durante el periodo de su esclavitud a los faraones egipcios.
Se habla de que los Templarios tendrían como objetivo la dominación mundial, como habían crecido mucho en poder representaban una amenaza para Felipe IV de Francia , el cual estaba endeudado considerablemente con la orden, comenzó a emitir presiones al Papa Clemente V con la finalidad de que empezara un proceso contra los templarios acusándolos de sacrilegio a la cruz, herejía, sodomía y paganismo(se les acusó de escupir sobre la cruz, renegar de Cristo a través de la práctica de rituales heréticos, de adorar a Baphomet (Satán) y de tener prácticas homosexuales), tenían los pretextos perfectos.
En 1307 muchos de templarios fueron arrestados, obligados a confesar bajo tortura, otros también confesaron sin la necesidad de tortura, en 1314 fueron quemados vivos junto con Jacques de Molay ; último Gran Maestre de la Orden frente a la Catedral de Notre Dame, donde nuevamente se retractó, en forma pública, de todas las acusaciones se había visto obligado a admitir, proclamando la inocencia de la Orden y, según el mito, maldiciendo a los culpables:
"Dios sabe quién se equivoca y ha pecado y la desgracia se abatirá pronto sobre aquellos que nos han condenado sin razón. Dios vengará nuestra muerte. Señor, sabed que, en verdad, todos aquellos que nos son contrarios, por nosotros van a sufrir. " "Clemente, y tú también Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios!... A ti, Clemente, antes de cuarenta días, y a ti, Felipe, dentro d e este año... "
Jacques de Molay
Jacques de Molay en la hoguera
La maldición comenzaba a cumplirse, con la muerte de Clemente V el 20 de abril de 1314 y la de Felipe IV el 29 de noviembre de 1314.
A pesar de la detención masiva de 1307, una serie de templarios lograron ocultarse en toda Francia, entre ellos Pierre d'Aum, de quien se dice permaneció apoyando en secreto a Jacques de Molay hasta sus últimos días. La historia dice que en la noche del 18 de Marzo de 1314, D'Aumont y otros ocho caballeros templarios, disfrazados de albañiles, se reunieron hasta la cenizas de Jacques de Molay, apuntaron con sus espadas hacia el fuego y gritaron una palabra que hasta la fecha es considerada como la contraseña secreta del grado de Maestro Masón. Ellos juraron vengar a su gran maestre y mantener a la orden de los Templarios viva. D'Aumont y los ocho templarios huyeron a Escocia y, en la isla de Mull, fue nombrado nuevo gran maestre de la orden el 24 de Junio de 1315.
Escocia era un país que se encontraba en una lucha desesperada de independencia contra los ingleses, este grupo de templarios ayudó al rey Robert the Bruce en su lucha, esto le dio al rey un arma secreta; la experiencia de los templarios ganada en 200 años de luchar contra los poderosos ejércitos del islam los hizo expertos en combate.
La batalla de Bannockburn (23 y 24 de junio de 1314) fue una trascendental victoria escocesa contra los ingleses en las guerras de independencia de Escocia. En esa batalla, miles de ingleses murieron, dando una gran victoria a Escocia, gracias a la cual también lograron su ansiada independencia. Hubo una participación de un nutrido grupo de templarios comandados por Pierre d'Aumont, luchando en las filas escocesas. El resultado fue que un ejército de 6.500 soldados le propino una humillante derrota al ejercito de los ingleses compuesto por más de 20.000. Crónicas medievales tanto escocesas como inglesas afirman que 432 templarios participaron con el rey Roberto I en la batalla de Bannockburn. El sueño de una Escocia independiente finalmente se había alcanzado.
Estatua d el Rey Robert the Bruce
La Capilla Rosslyn es evidencia de la presencia de los Templarios en Escocia, cuarenta años se necesitaron para levantar lo que aún hoy puede contemplarse. Escenas bíblicas como la expulsión del Jardín del Edén, el ángel caído o la crucifixión, se dan la mano con esculturas paganas, relacionados con tradiciones templarías y masónicas como el mítico "Pilar del aprendiz", uno de los tres pilares que separan el coro del ala central de la capilla.
La Capilla Rosslyn en Escocia
El ángel caído (Lucifer)
El pilar del Aprendiz
La muerte de la reina Isabel I de Inglaterra el 24 de marzo de 1603 dejo al reino sin un heredero al trono, de esta manera Jacobo VI de Escocia ascendió al trono como Jacobo I y de esta manera Inglaterra y Escocia se unieron para formar un nuevo reino, el control que los Templarios tenían sobre Escocia se extendió por Inglaterra. Los Templarios estuvieron al borde de la desaparición y nunca más se permitirían ser destruidos, en esta ocasión controlarían Escocia controlando a sus reyes y para preservar su orden secreta los templarios tuvieron que morir o mejor dicho, el nombre tendría que morir. Por poco más de 100 años los Templarios ocultaron sus actividades hasta que eran poco conocidos y recordados, nunca dejaron de mantener el control infiltrando todos los rincones del reino pero su ambiciones era mucho más grandes.
En 1717 los Templarios hicieron su reaparición en Europa, habían crecido en números y en poder, estaban listos para adoptar una nueva identidad libre de su reputación del pasado y con credibilidad dada por la monarquía y la aristocracia inglesa. El nombre que escogieron para sí mismos fue un nombre que es conocido por muchos pero entendido Pocos’ este nuevo nombre fue los francmasones, la nueva identidad le dio a los masones respeto y dignidad.
El primer miembro de la realeza iniciado fue Federico, príncipe de Gales, el rey Jorge VI y muchos otros, los últimos miembros iniciados incluyen a El príncipe Eduardo, duque de Kent quien es el Gran Maestre y la actual Reina Isabel II quien es la gran patrona de los masones.
El Rey Jorge VI fue iniciado en diciembre de 1919 en la Logia nº 2616 de oficiales de la Marina, de la que fue Venerable Maestro en 1923. El 25 de abril de 1925 el duque de Connaught lo designa "Gran Primer Vigilante" de la Logia Unida de Inglaterra.
El príncipe Eduardo, duque de Kent quien es el Gran Maestre.
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